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Comprender los mensajes que nuestro animal de compañía nos muestra por sus actos no siempre son evidentes. La clínica veterinaria Eurovet le ayuda a interpretarlos.
Durante mucho tiempo hemos querido ignorar que los animales también sufren. No pudiendo expresar su dolor con palabras, era más fácil negar la su existencia. Y sin embargo, con dolor, el animal sufre como nosotros y presenta cambios de comportamiento.
Si su animal deja una oreja baja o se queja rascándola, si cojea levantando una pata en el aire, el dolor es preciso y localizado. A la inversa, gemidos, gritos repetidos no permiten localizar el fenómeno. Pero si el perro da pequeños gritos y tienen dificultades en seguir una marcha, presenta dolores de la columna vertebral. El gato que, delante de su comedero huye como si estuviese asustado tiene ciertamente problemas dentarios o gingivitis. Los veterinarios de la clínica Eurovet de Peniscola ayudarán a los animales encontrando el origen del dolor y remediándolo.
Una modificación de comportamiento
Un animal triste puede mostrase agitado o apático. Puede dejar de comer y de dormir. Los dolores crónicos pueden provocar jadeo y dilatación de las pupilas. Ciertos animales se aíslan. Así como ese viejo perro que no participaba más en la vida familiar, y tras extraerle un diente dañado, inmediatamente recobra una vida normal.
Las relaciones muy próximas del perro y del gato con el hombre a veces hacen que el animal pueda exagerar. Su resistencia al dolor, como en el ser humano, es más o menos importante según la edad, el carácter, la educación…
Debido al afecto extremo que desarrolla el animal hacia su dueño este es capaz de sentir un dolor físico y psicológico, incluso padecer depresión en caso de fallecimiento del propietario. Los primeros síntomas son Ladridos, aullidos tras la muerte. Después el animal puede entrar en un estado de postración. No importa que su dolor sea físico o mental, debe ser aliviado.
DR.F.SAVARY